¿Amas el flan de tu abuela, pero no lo podés comer? ¿Te encantaría disfrutar del verano con un rico helado, pero te hace sentir muy mal?
Casi seguro alguien te dijo que si la leche te cae mal, entonces debés ser intolerante a la lactosa.
Ya lo sé, seguro estás pensando:
— Adiós a los helados, al flan de la abuela o incluso las salidas de visita al campo, porque con solo ver una vaca tenés que salir corriendo para el otro lado.
Pero te voy a dar un consejo: No excluyas todos los lácteos de tu vida porque sí.
Porque la cosa no es tan sencilla, hay muchas razones por las cuales cuando tomás o comes alimentos lácteos te podés sentir así.
Por eso hoy quiero hablarte un poco de este tema llamado intolerancia a la lactosa.
¿Qué verás en este artículo?
- Primero lo primero: ¿Qué es la lactosa?
- Existen otras situaciones que se confunden con intolerancia a la lactosa
- Tipos de Intolerancia a la lactosa
- ¿Cómo saber si sos intolerante a la lactosa?
- ¿Qué alimentos están permitidos para los intolerantes a la lactosa?
- ¿Podés darte un gustito si sos intolerante a la lactosa?
- Intolerancia a la lactosa versus alergia, ¿es lo mismo?
- Ser o no ser intolerante a la lactosa, esa es la cuestión
Primero lo primero: ¿Qué es la lactosa?
La lactosa es el azúcar de la leche y está presente en la leche de todos los mamíferos.
La lactosa, para ser digerida y absorbida por el intestino delgado, necesita de una enzima llamada LACTASA.
Esta enzima hidroliza (separa) la lactosa en glucosa y galactosa.
Esto permite que tu intestino absorba estos dos carbohidratos que te comente más arriba; un proceso que es especialmente importante en los bebés recién nacidos que se alimentan con leche materna.
La mayoría de los bebés recién nacidos tienen altas concentraciones de lactasa, pero disminuyen después del destete y a lo largo de la vida.
Cuando las cantidades que tu cuerpo produce de esta enzima no son suficientes, la lactosa consumida no es digerida completamente y pasa a tu intestino grueso.
En el intestino grueso la lactosa atrae agua y es fermentada por las bacterias provocando molestias y síntomas característicos como gases, náuseas, dolor abdominal, diarrea.
Todo este proceso, que hace que tu cuerpo no digiera bien la lactosa, se denomina intolerancia a la lactosa (IL).
Y aunque no lo creas, la IL está muy extendida en el mundo, con una amplia variación entre países y regiones, pero puedo decirte que se estima que 2 de cada 3 personas la padecen.
Si tenés IL, no estás solo.

Existen otras situaciones que se confunden con intolerancia a la lactosa
Es posible que esta intolerancia no obedezca a una mala absorción de la lactosa, sino a otras causas.
Esto es lo que llamamos intolerancia a la lactosa secundaria, pero ¿secundaria a qué?
Bueno a muchas cosas.
Uno de los ejemplos típicos es cuando tenemos sobrecrecimiento bacteriano del intestino (SIBO) donde las bacterias se encuentran en el intestino delgado e interfieren en la absorción normal de la lactosa generando que pase al colon y eso te genera los síntomas.
La gran diferencia es que si solucionas el SIBO ¡Plin!, solucionás la intolerancia a la lactosa.
Justamente por esto, siempre antes de dar un diagnóstico de IL, hay que descartar patologías que la puedan originar.
En estos casos los síntomas digestivos no son debidos a una disminución de la enzima lactasa en el epitelio intestinal, sino el resultado de un aumento de las bacterias intestinales o de una incrementada actividad fermentativa de las mismas.
También hay que descartar que tu intolerancia sea a la lactosa o a otro azúcar como la fructuosa.
La IL y otros trastornos digestivos funcionales (SIBO, celiaquía, intolerancia a la fructuosa) comparten muchas veces los mismos síntomas y hasta pueden coexistir. Por eso el diagnóstico de IL debe ser realizado por un profesional.
Sacar los lácteos de tu dieta porque te “caen mal” no es la forma de saber si sos intolerante o no.
Tenés que estudiarte adecuadamente con un especialista en temas de trastornos digestivos funcionales, antes de tomar esa decisión.
⚠️ Si sacás los lácteos de tu vida, vas a necesitar ser más cuidadoso con tu alimentación, ya que tenés que cubrir tus necesidades básicas de vitamina D y calcio, porque ambos son elementos importantes para mantenerte saludable.
Tipos de Intolerancia a la lactosa
Para aquellos que sí le han diagnosticado IL, las causas de esta enfermedad pueden variar y, por lo tanto, los tratamientos.
Existen distintos tipos de IL según las causas que lo desencadenan:
- Causa genética
Debido a la mutación de un gen MCM6 que controla al gen de la lactosa.
- Causa primaria
Debido a la disminución de la actividad de la enzima lactasa a lo largo de la vida.
- Causa Secundaria
Debido a alteraciones en las microvellosidades del intestino delgado (¡spoiler alert!, las microvellosidades son los pelitos que recubren tu intestino delgado y donde habita la lactasa). Pero acordate que también puede deberse a SIBO, enfermedad celiaca, parásitos, etc.

¿Cómo saber si sos intolerante a la lactosa?
Para saber si realmente tenés IL no alcanza con los síntomas de diarrea, dolor abdominal o gases después de comer lácteos para decir que tenés IL.
Para esto hay que hacer un estudio llamado test del hidrógeno espirado o test del aire espirado (TAE).
Vas a tener que hacer un ayuno y disminuir el consumo de azúcares antes de hacerte el test. Después, cuando sea el día del estudio, te van a dar un poco de agua con lactosa y luego vas a tener que soplar en un aparato.
Si tenés intolerancia a la lactosa, como te conté antes, al no procesarla bien en el intestino delgado van a llegar grandes cantidades de lactosa al colon.
Ahí tus bacterias colónicas las van a fermentar y producir hidrógeno (o metano) que tu cuerpo eliminará a través de la espiración.
Según la cantidad de hidrógeno espirado que elimines podremos decirte el grado de IL.

Otra forma un poco más invasiva, pero efectiva, es sacarte sangre (medición basal) para ver cuál es tu valor de glucosa (azúcar) después de tomar 50 g de lactosa diluidos en 100 ml de agua.
Y después de dos horas vuelven a sacarte sangre, de esta manera ven si elevó o no la glucosa en sangre. Si no subió es porque no la digeriste ni absorbiste como es lo normalmente esperado. Es decir, sos intolerante.
Conocer tu nivel de IL, te da una idea de que no todas llevan el mismo tratamiento.
¿Qué alimentos están permitidos para los intolerantes a la lactosa?
Cuando pensamos en lácteos lo primero que viene a la mente es la leche.
Pero no todas las leches contienen la misma proporción de lactosa. Por ejemplo, la leche materna es la más alta en lactosa (100 ml contienen 7 g) y luego la leche de vaca (100 ml contienen 5 g).
Una buena estrategia es conocer cada 100 ml de un producto que porcentaje tiene de lactosa en su composición.
Cualquier producto con menos de 2% de lactosa por cada 100 ml debería de ser bien tolerado por todos (tengan o no IL)
Por ejemplo, cada 100 ml de:
- Yogur tiene entre 1,9 a 6,6 % de lactosa
- Helado tiene entre 3,1 a 8,4 % de lactosa
- Manteca tiene entre 0,8 a 1% de lactosa
- Queso Gouda tiene entre 0,0 a 2,2 % de lactosa
- Queso crema tiene entre 0,4 a 2,9 % de lactosa
Pero quiero avisarte que si sos IL no significa que solo tenés que prestar a la proporción de consumo de leche, el queso, o el yogur.
Existen trazas de lactosa presentes en otros alimentos, que llevan leche o lácteos.
Por eso de acá en adelante, si sos IL, lo mejor que podés hacer es prestarle atención a la composición de los alimentos que incluís en tu alimentación.
Una consulta con una nutricionista especializada en trastornos digestivos funcionales podrá guiarte paso a paso.
Recordá que no existe un único tratamiento para todos.
¿Podés darte un gustito si sos intolerante a la lactosa?
La respuesta es sí.
Existen suplementos que llevan lactasa (la enzima que sirve para degradar la lactosa) y que te pueden hacer más sencillo que cada tanto te des un gustito.
Lo ideal son los comprimidos que contengan como mínimo 4500 U (valor es el estándar para digerir un vaso de leche de 200 ml).
En argentina también se consigue otra presentación de 9000 U que puede serte útil si el contenido de lactosa de tu alimento es mayor a un vaso de leche de 200 ml que equivalen a 12 a 15 g de lactosa.
Tené a mano tablas de correlación que comparen este valor estándar, de esta manera te va a ser más fácil poder calcular qué dosis vas a necesitar
Se puede consumir dos comprimidos por vez y hasta un máximo de 4 en total (¡ojo!, esto no es un pase libre para consumir un kilo de helado).
💊 Si pasó más de 20-30 minutos desde la que consumiste el suplemento con lactasa y quieres consumir otro alimento dudoso o que a simple vista contiene lactosa, es necesario de ingerir otro comprimido.

Intolerancia a la lactosa versus alergia, ¿es lo mismo?
La alergia a las proteínas de la leche (que muchos llaman incorrectamente como «alergia a la lactosa») es una respuesta exagerada del sistema inmune (defensas) a las proteínas de la leche, principalmente a la betalactoglobulina y caseína.
Mientras que la intolerancia a la lactosa, como ya vimos, sucede cuando no se puede digerir adecuadamente la lactosa por déficit de la enzima llamada lactasa.
¿Y por qué las confundimos?
Porque ambas reaccionan ante el mismo alimento (leche) y comparten algunos de los síntomas, como gases, diarrea, distensión abdominal y malestar.
Pero son dos enfermedades muy diferentes.
Por ejemplo, los alimentos «sin lactosa» o «aptos para intolerantes a la lactosa» contienen estas proteínas, por lo que no son aptos para alérgicos.
Ser o no ser intolerante a la lactosa, esa es la cuestión
En conclusión, niveles insuficientes de la enzima lactasa pueden dar como resultado el consumo de lactosa no digerida.
Pero como existen muchas otras patologías que pueden tener síntomas similares después de consumir lácteos o sus derivados, es importante el diagnóstico confirmado por un profesional.
Una vez confirmado tener una dieta adecuada y equilibrada, junto con los suplementos te permitirán tener una vida sana.💙
Hasta podrás visitar todos los domingos a la abuela y seguir compartiendo su rico flan familiar.
Creo que puedo ser intolerante a la lactosa, ¿y ahora qué hago?
Lo ideal es que no te quedes con la duda y que pases a la acción bien informada.
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